HENDRIX+STUDIO

 

Hace algunos años, quizá unos cinco o seis, la práctica artística de Jan Hendrix cambió dramáticamente, ya que empezó a estar cada vez más involucrada con intervenciones de arquitectura de mayor escala, proyectos que requerían investigación extensiva, estudios de escala, pruebas de materiales y soluciones con orientación científica, de acuerdo con –y en paralelo a– todo tipo de toma de decisiones tanto estéticas como conceptuales.

 

La repentina utilidad de la producción de Hendrix abrió un nuevo capítulo en su ya extensivo cúmulo de trabajo: 40 años de fotografía y obra gráfica además de otras variedades de obra sobre papel. Surgió un nuevo reto, la producción como acto colectivo, es decir, expandir el yo del artista a ser el nosotros del equipo y a la vez hacer uso de procesos industriales que han sido y son a veces muy complejos.

 

El ambiente del taller es distinto hoy en día. Hendrix+Studio no es exactamente un taller de artista, ni el estudio de un arquitecto, y tampoco califica como estudio de diseño. Se ha vuelto un espacio para poner a prueba prototipos no definidos y a pequeña escala, un lugar donde se estudian imposibilidades, todo tipo de soluciones que apenas aguantan la luz del día, construcciones retraídas que prefieren estar en el estante en su fragilidad de triplay o acrílico, preguntándose si alguna vez, más tarde o temprano, llegarán a ser realizadas en su tamaño proyectado.

 

Y es la persistencia y la solidaridad de este colectivo, dedicado a construir lo inconstruible, lo que hace que todo llegue a existir.